Salar la caballa no es nada difícil y es una excelente manera de preparar un apetitoso aperitivo para invitar tus a amigos y familiares. Sin embargo, lo más importante para el éxito no es la tecnología, sino la calidad del pescado que pretende salar.
La caballa debe estar completamente fresca, sin daños en la piel y músculos, no con vientre hinchado y ojos turbios. Debe limpiarse a fondo con agua del grifo o de mar, después de lo cual se deben quitar las branquias, pero sin desgarrar el abdomen.
Enjuague bien, deje escurrir y rellene la panza de la caballa con sal marina. Disponer el pescado en una fuente esmaltada, con la panza hacia arriba, uno al lado del otro y cubrir con salmuera hecha de sal y agua en una proporción de 0.25 g de sal por 1 litro de agua.
Presione encima con un plato y una piedra y deje las caballas en una habitación seca y fresca.
El segundo día, retire la salmuera de color rojo sangre resultante y reemplácela por una nueva, siendo la dosis de unos 200 g de sal por 1 litro de agua. Repetir el procedimiento el cuarto y el sexto día. El proceso de salazón y maduración del pescado dura unos 7-10 días, tras los cuales la caballa salada se almacena en tinajas de 3 litros llenas de salmuera.
También puede hacer lo que se llama salado seco de caballas. Para ello, después de la limpieza, el pescado se rellena con sal marina, se coloca boca abajo sobre varias capas de papel cubiertas de sal, se espolvorea con sal por encima y se deja en el frigorífico durante varios días (7-8) hasta que absorbe la cantidad requerida.
Si lo desea, luego puede limpiar los pescados de la piel y los huesos y sazonar con especias y un buen chorro de aceite de oliva.
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