Modo de preparación
Directamente con la corteza, porque así es la manera clásica para asar la calabaza más deliciosa.
Lavamos muy bien la calabaza, frotando la superficie con una esponja limpia para eliminar todas las impurezas y suciedad de la cáscara (polvo, tierra, etc.).
Secamos y cortamos en trozos grandes, sin pelarla.
Retiramos las semillas de calabaza con una cuchara. No las tires, porque se pueden secar y hornear con un poco de sal, agua y harina. Tienen muchas propiedades cuando se consumen en crudo, pero tostadas están deliciosas.
Colocamos los trozos boca arriba en una fuente de horno engrasada con aceite.
Vertemos en el fondo unos 100 ml de agua. Si la fuente es muy grande, agregamos un poco más de agua para que cubra con 1 dedo (aproximadamente) el fondo de la fuente.
Espolvoreamos cada trozo de calabaza con azúcar y opcionalmente con canela y vainilla.
Introducimos en el horno precalentado a 160-180 grados y horneamos hasta que la calabaza esté dorada en la superficie y el azúcar se caramelice ligeramente. Para obtener el efecto caramelizado, a los 20 minutos del horneado, subimos a una posición más alta.
Servimos la calabaza asada templada (ni muy caliente, ni tampoco fría).
¡Buen apetito!