Modo de preparación
Disolver la levadura en la leche ligeramente tibia junto con una cucharada de azúcar. Cubrir y dejar en un lugar cálido durante 8-10 minutos.
Tamizar la harina y hacer un hueco en el medio. Echar en él el huevo ligeramente batido, la sal, el yogur, la levadura activada y la mitad de la grasa. Empezar a amasar la masa, añadiendo poco a poco la grasa restante. Amasar bien, trabajando con la masa durante al menos 10 minutos; queda muy bonita y no pegajosa, pero si se te pega, espolvorea un poco de harina sobre la encimera.
Dejar en un lugar cálido para que suba y duplique su volumen durante aproximadamente 1 hora. Una vez hecho esto, preparar el relleno. Batir ligeramente el huevo y la clara, añadir la leche y el queso blanco desmenuzado.
Dividir la masa en 6-7 partes iguales. Dale forma a los bollos a tu gusto y como te resulte más fácil, colocando el relleno en el medio y formando una bola o extendiendo la masa y enrollando, luego formando un caracol. Si eliges esta última opción, no adelgaces demasiado las masa, ya que es frágil y existe el riesgo de que se parta y se salga el relleno.
Disponer en un molde cubierto con papel de hornear o engrasado y dejar reposar unos 30 minutos en un lugar cálido, luego untar con la yema batida con leche y espolvorear con semillas de sésamo.
Meter en el horno precalentado a 200 grados sin ventilador; hornear durante 15-18 minutos y reduzcir la temperatura a 180 durante por otros 15 minutos. El tiempo de horneado depende del tamaño y grosor de los panes, por lo que es bueno vigilarlos.
Puedes servir los bollos calientes o fríos.
¡Buen provecho!