Modo de preparación
Horno - 175-180 grados; Fuente de horno rectangular - 40/26 cm.
Partimos las hojas de masa filo por la mitad para que quepan bien en la fuente donde vamos a hornear el baklava. Pincelamos la mitad de las hojas con mantequilla derretida y las colocamos una encima de otra.
Espacimos las nueces y colocamos encima la otra mitad de las hojas de masa, tambien untadas de mantequilla (una a una). Un poco antes de que se termine la masa, ponemos otra capa de nueces molidas. Tapamos con la masa restante y cortamos en rombos o cuadrados. Calentamos la mantequilla que nos haya sobrado y la echamos en los huecos donde está cortado el baklava. Horneamos a 175-180 grados durante 30-35 minutos.
Dejamos enriar por completo y envolvemos con papel de aluminio. Guardamos en un lugar fresco por 2-3 días. De esta forma el baklava se seca bien y absorbe el aroma de la mantequilla.
Pasados los días indicados, echamos el almibar caliente para mojar bien el baklava y que quede empapado. El almíbar se puede hacer con jugo de limón en lugar de ácido cítrico.
Dejamos reposar por otros dos días, luego destapamos y escurrimos el almíbar (por supuesto, si queda algo). Lo volvemos a calentar y regamos el pastel dulce. Envolvemos en papel de aluminio y dejamos enfriar.
Nota: El baklava de la foto lo horneé hoy y ahora lo dejaré reposar durante unos 2 días. Luego lo cubriré con almíbar y añadiré otra foto. Os dejo una foto para que veáis lo bonito que se ve.
Esta es una receta muy sencilla con un delicioso sabor a mantequilla y nueces.