Modo de preparación
Con esta receta, incluso la carne blanca de la pechuga de pollo se vuelve jugosa y muy tierna. Todo lo que se requiere es un poco de paciencia y tiempo para asar el pollo en el horno a fuego lento.
Lavar el pollo limpio, secarlo y quemar la piel con un pequeño soplete de cocina para eliminar las pelusillas. Si no dispone de uno, se puede hacer directamente sobre la llama de un fogón de gas, actuando con mucho cuidado para no quemarse.
Unte generosamente el pollo con aceite de oliva y frote con sal y pimienta por dentro y por fuera.
Poner en una bandeja de horno engrasada, que sea de tamaño del pollo, no muy grande. Envolver con papel de aluminio o tapar con una tapa y dejar en el horno precalentado a 150 grados durante una hora y media.
Transcurrido este tiempo, sacar la bandeja, destapar y untar el pollo con mantequilla. Rociar con cerveza y volver a introducir en el horno por otros 20-30 minutos.
De esta forma el pollo asado se vuelve muy jugoso y tierno y absorbe el aroma de la cerveza. Pero todavía no hemos terminado.
Aumentar la potencia del horno a unos 200 grados y volver a frotar el pollo periódicamente con mantequilla y ajo prensado o en spray (Uso un spray porque sabe muy bien y no hay riesgo de que el ajo se queme. Compro el ajo en spray de Lidl, marca Italiamo)
El asado continúa hasta que el pollo adhiere un apetitoso bronceado dorado y una piel crujiente. Si es necesario se aumenta la temperatura a 220 grados.
En el fondo de la bandeja se forma una salsa maravillosa de los jugos del ave, la mantequilla y la cerveza con un ligero aroma a ajo.
La carne se derrite en la boca y la maravillosa piel crujiente es irresistible.
El pollo asado muy tierno con mantequilla y cerveza se sirve con guarnición de patatas, otras verduras, arroz o ensalada fresca.
¡Buen apetito!