Modo de preparación
Se lava el calabacín, se le quitan los extremos y se corta junto con la piel en rodajas de unos 3-4 mm de grosor.
El horno se precalienta a 200 grados y se forra una bandeja con papel de hornear.
Cada rodaja de calabacín se sumerge en huevo batido y luego se reboza en una mezcla de sésamo de dos colores. Se colocan en la bandeja y se rocían con aceite de oliva, jugo de limón y sal por encima.
Mete en el horno precalentado y hornee durante unos 10-15 minutos o hasta que los calabacines estén dorados. Sabrá cuándo están listos por las semillas de sésamo blanco, que se dorarán.
Los calabacines con sésamo se sirven con una salsa de su elección o solos, espolvoreados con más jugo de limón.
Estos calabacines horneados son un aperitivo rápido, simple pero bastante rico y con una presentación bonita.
¡Buen provecho!