Modo de preparación
En un bol ponemos todas las especias (sal, ajo en polvo, comino, ajedrea, pimienta mixta, comino) y la mantequilla blanda y mezclamos hasta obtener una pasta homogénea.
Lavamos el pollo, limpiamos si quedan plumas, cortamos la glándula grasa del obispillo. Con movimientos ligeros despegamos la piel de la carne, empezando por la parte superior, desde el cuello pasando por la espalda hasta los muslos, con cuidado de no romperla.
Hacemos lo mismo del otro lado hacia la pechuga. El objetivo es conseguir un bolsillo entre la carne y la piel, que rellenaremos con parte de la pasta de la mantequilla y las especias.
Transferimos el pollo a una olla de fondo grueso y una tapa resistente al calor. Frotamos bien el pollo por dentro y por fuera con la pasta aromática, asegurándonos de no perder el bolsillo resultante entre la carne y la piel.
Cortamos el limón por la mitad y expriminos el jugo de una mitad sobre el pollo por dentro y por fuera.
La otra mitad del limón se deja entera y se mete en la pechuga de pollo junto con la cabeza de ajo entera (pelada sólo las hojas más externas), la ramita romero y la salvia. Se deja reposar así durante al menos una o dos horas antes de cocinarlo.
Echamos un vaso de agua en la olla y tapamos. Ponemos en una bandeja en la parte baja del horno y encendemos a 220 grados con ventilador. Después de aproximadamente una hora, se le da la vuelta al pollo y se termina de hornear por otros 30-40 minutos, quitando la tapa al final del asado para que se dore.
Servimos con ensalada o guarnición al gusto.
Cocinado de esta manera el pollo asado se vuelve muy sabroso: cuando lo cortas, la carne se deshace y, al mismo tiempo, tiene una corteza crujiente y apetitosa.
¡El pollo asado a las finas hierbas es muy sabroso!
