Modo de preparación
Batimos los huevos y agregamos gradualmente la leche, el aceite, una pizca de sal, el azúcar glass y la mantequilla derretida. Batimos de nuevo e incorporamos la harina en dos porciones. Mezclamos bien hasta obtener una masa de crepes homogénea y sin grumos.
Cubrimos el recipiente con un paño de cocina y dejamos reposar durante 1 hora a temperatura ambiente.
Calentamos una sartén antiadherente (o una sartén especial para hacer crepes) y ponemos una porción de la mezcla. Inclinamos para que la masa cubra toda la superficie y cocinamos por ambos lados.
Para tener unos crepes ideales, no deben estar ni muy dorados, ni tampoco blancos y medio crudos. El color perfecto es un dorado claro.
Preparamos 2 platos, el queso blanco y un tarro de confitura de fresa. Una vez listo el crepe, disponemos en uno de los platos, untamos con el dulce de fresas, espolvoreamos con queso blanco desmenuzado o rallado y enrollamos.
Colocamos el crepe que está listo en el otro plato, doblando los bordes hacia dentro para que no se salga el relleno. Seguimos así hasta terminar los productos.
Sin duda, la crepe es el rey de los postres. ¡Para chuparse los dedos!
Los crepes más deliciosos están listos.