Modo de preparación
Preparamos un almíbar hirviendo el agua con el azúcar. Una vez que el azúcar esté derretido, retiramos del fuego y dejamos enfriar.
Para la masa de rosquillas diluimos la levadura fresca, 3 cucharadas de harina y una cucharada de azúcar. en la leche tibia Mezclamos bien y dejamos reposar unos 10 minutos. Ponemos en un bol la harina, la levadura fermentada, un huevo batido, sal y aceite. Amasamos una masa suave y durante el proceso de amasado vamos agregando 2-3 cucharadas más de aceite.
Formamos una bola, la engrasamos ligeramente y dejamos reposar durante 40-50 minutos en un lugar cálido, cubierta con film transparente.
Una vez que la masa haya doblado su volumen, la dividimos en porciones pequeñas con el tamaño de una mandarina. Cada porción también partimos en dos.
Estiramos cada mitad formando tiras largas y trenzamos de dos en dos, luego unimos los extremos para obtener una rosquilla.
Pincelamos generosamente cada una con el almíbar de azúcar y colocamos en una bandeja de horno forrada con papel de hornear.
Dejamos reposar las rosquillas durante 10 minutos, después pincelamos con una mezcla de 1 yema, 1 cucharada de aceite y 1 cucharada de agua. Espolvoreamos con sésamo y semillas de amapola (o solo con sésamo).
Horneamos a 180 grados durante 20 minutos o hasta que los bollos estén dorados.
Colocamos en plato grande y servimos.
Con estas rosquillas navideñas estaba entrenando para las fiestas que se aproximan. Han resultado riquísimas y desaparecieron en pocos minutos.
¡Las recomiendo! ¡Están estupendas!