Modo de preparación
Comenzamos por preparar la ortiga. Llenamos una olla con agua (1 litro aproximadamente). Ponemos una pizca de sal y llevamos al fuego.
Limpiamos y lavamos bien la ortiga fresca. En cuanto el agua hierva, agregamos las hojas y pintas limpias y cocinamos durante unos 10 minutos.
Colamos el caldo y lo guardamos (es muy saludable y lleva mucho hierro que es beneficioso para la sangre) El caldo también nos será útil para las gachas. Lavamos de nuevo las ortigas bajo el grifo tal y como están en el colador, luego dejamos escurrir bien y picamos finamente.
Calentamos aceite en una sartén y sofreímos la cebolla y el ajo hasta que estén tiernos. Espolvoreamos con harina y removemos constantemente durante 1-2 minutos o hasta que la harina se dore ligeramente.
Sazonamos con sal y pimentón dulce, removemos rápidamente para que no se queme el pimentón y vertemos el caldo que teníamos guardado. Vamos batiendo con unas varillas de mano para evitar que se formen grumos. Rectificamos de sal y ponemos un poco de pimienta negra (opcional). Cocinamos hasta obtener el espesor deseado.
Mi abuela dejaba las gachas un poco caldosas, no tan espesas. De esta manera el plato es ideal para mojar con un buen pan.
Las gachas de ortiga de mi abuela están listas.