Modo de preparación
Preparar un bol grande con agua, exprimir dentro el zumo de medio limón y poner las ramitas de perejil. Esto evitará la oxidación y el oscurecimiento de las alcachofas.
Limpiar las alcachofas quitando algunas capas de las hojas exteriores duras. Solo deben quedar los frágiles que sentirás al tacto, su color es un poco más claro.
Si, como yo, decides dejar los tallos, también es necesario pelarlos con un cuchillo para quitar la parte dura; nuevamente debes guiarte por el color (son oscuros por fuera y el núcleo comestible es de color más claro y más suave).
Tan pronto como limpies y peles 1 alcachofa, métela al agua.
Inicialmente herviremos ligeramente o más bien escaldaremos las alcachofas. Para ello podemos utilizar la misma agua con limón en la que estuvieron remojadas.
Ponla al fuego en una olla, añade un poco de sal y cuando esté caliente mete la alcachofa dentro.
Después de 8-10 minutos, retira del fuego y vierte en un colador.
Forre el fondo de una bandeja para hornear con papel de hornear. Rociar con aceite de oliva y un poco de sal.
Cortar por la mitad cada alcachofa y disponer en la bandeja. Cubra con más aceite de oliva y sal. Añada un poco de agua de la cocción (unos 50 ml).
Hornee las alcachofas a 180 ºC hasta que estén bien doradas (unos 25 minutos).
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