Modo de preparación
Lavar y limpiar el pollo. Colocarlo en un recipiente hondo con agua fría y la sal marina disuelta en ella. El agua debe cubrir el pollo. Dejar reposar así durante la noche.
Al día siguiente, se lava el pollo y se escurre del agua. Se corta por la mitad a lo largo y se despega la piel de la espalda para que quede una especie de bolsillo entre la piel y la carne hasta los muslos y las alas. Se tiene cuidado de no rasgar la piel.
Se da la vuelta al pollo, con la piel hacia arriba y, con una mano sujetando el espinazo, se giran las patas y las alas una a una hasta que crujen ligeramente. De esta manera, el pollo quedará bien en la bandeja y se cocinará de manera uniforme.
Se calienta la mitad de la mantequilla al baño maría y se le añade la salsa teriyaki. Se mezcla hasta homogeneizar. Se toma una jeringa gruesa de la mezcla y se inyecta uniformemente en el pollo.
Se mezclan ajo en polvo, ajedrea seca, pimienta negra y comino y se frotan bien sobre el pollo, asegurándose de no perder la bolsa resultante entre la carne y la piel.
Transferir el pollo, con la piel hacia arriba, a una bandeja ligeramente engrasada y extienda sobre él el resto de la mantequilla cortada en trozos finos.
Se hornea en horno precalentado a 160 - 180 con ventilador.
Periódicamente durante el horneado, se retira la bandeja y el pollo se baña con la mantequilla derretida que hay en el fondo.
Una vez que el pollo asado esté listo, se deja en el horno apagado durante 20 minutos para que repose.
Se sirve con ensalada.
Buen provecho con este magnífico pollo asado: ¡crujiente por fuera y jugoso por dentro!