Modo de preparación
Lavamos y secamos las chuletas de aguja y frotamos con aceite de oliva, azúcar moreno, una pizca de sal y las especias. Colocamos en un bol y vertemos por encima la cerveza u el zumo de limón.
Envolvemos el recipiente en papel de aluminio para su almacenamiento fresco y guardamos en el frigorífico durante un mínimo de 3 horas a un máximo de 24 horas. Cuanto más tiempo permanezcan las chuletas en la marinada, más tiernas y deliciosas se volverán.
Sacamos las chuletas de aguja de cerdo del frigorífico unos 30 minutos antes de empezar a hornear y dejamos reposar a temperatura ambiente. Mientras tanto precalentamos el horno a 200 grados sin ventilador.
Sacamos la carne del adobo y lo tiramos, pues ya ha hecho su trabajo. Se retira también por la razón que dentro puede haber resto de sangre.
Colocamos los filetes de aguja en una bandeja cerca uno del otro, pero sin superponerse. Rociamos con el vino blanco y aceite de oliva, un poco de pimentón picante y más especias si hace falta.
Horneamos en el horno precalentado durante aproximadamente 1 hora y 10 minutos o hasta que las chuletas estén doradas. No cocinamos demasiado tiempo para no resecar la carne. Debe quedar super jugosa por dentro.
Espolvoreamos las chuletas de aguja preparados con la sal en escamas y cebollino fresco o seco. La sal contrastará con el dulzor ligero y delicado que ha obtenido la carne gracias al azúcar moreno.
¡Muy tiernas y deliciosas!
¡Buen apetito!