Modo de preparación
Corta la calabaza en trozos y hiérvela hasta que esté blanda. Si es posible, puedes cocinarla al vapor o al horno para que no absorba un exceso de agua.
Machaque bien con un tenedor o triture mientras está caliente, agregando la mantequilla en trozos para derretir y hacer una pasta suave. Deje enfriar casi por completo.
Bate los huevos (a temperatura ambiente) junto con el azúcar y las gotas de jugo de limón. Deberías obtener una crema esponjosa.
Vierta la mezcla de calabaza y mantequilla y continúe batiendo por un corto tiempo.
Tamizar la harina con el polvo de hornear y la sal e integrarla por partes con movimientos envolventes con una espátula o cuchara de madera.
Vierta la mezcla en un molde engrasado y enharinado con un diámetro de 27-28 cm y póngalo en el horno precalentado a 180 grados. Hornee durante 30-35 minutos o hasta que al pinchar con un palillo, éste salga seco.
Enfríe el pastel horneado sobre una rejilla, retirándolo con cuidado del molde. Si estás utilizando papel de horno te resultará muy fácil, de lo contrario tendrás que esperar 5 minutos antes de desmoldar.
Tan pronto como la dulce tentación se haya enfriado por completo, espolvorea generosamente con azúcar en polvo.
La textura de este postre de calabaza es muy tierna y húmeda gracias a la calabaza y la mantequilla. En combinación con el coco se obtiene algo maravilloso, muy aromático y sabroso, y no se necesitan aromas adicionales como la vainilla o la canela que, en principio, siempre acompañan a la calabaza.
Puedes experimentar vertiendo chocolate negro fundido sobre el pastel de calabaza en lugar de azúcar en polvo.
¡Buen provecho!
