Modo de preparación
Trituramos las nueces y las tostamos en una sartén seca sin dejar de remover para que no se quemen.
Mientras tanto engrasamos 8-10 moldes pequeños para soufflé (con un diámetro de 11 cm). Espolvoreamos con azúcar.
Mezclamos la leche con las nueces molidas y tostadas. Reservamos.
Separamos las yemas de las claras de los 4 huevos. Ponemos las yemas en un tazón junto con 20 gramos de azúcar, la maicena, la canela y la piel de naranja finamnete rallada. Batimos hasta obtener una crema homogénea y la echamos en el bol con las nueces y la leche. Volvemos a batir.
Precalentamos el horno a 165 grados, calor arriba y abajo, sin ventilador. Metemos una bandeja o fuente adecuada en la que quepan todos los moldes. LLenamos la bandeja con agua.
Por otro lado montamos las claras de huevo con una pizca de sal y les agregamos unos 80 gramos de azúcar. El recipiente y las varillas de la batidora deben estar perfectamente secos. Las claras no deben contener restos de yema, gotas de agua u otros líquidos.
Incorporamos las claras a la mezcla de nueces y yemas revolviendo poco a poco con movimientos envolventes y con la ayuda de una espátula de silicona. No hay que batir o mezclar en exceso.
Distribuimos la mezcla esponjosa en los moldes, llenendo 3/4 de su capacidad. Los colocamos en la bandeja con agua. Aquí vamos a tener cuidado de que el nivel del agua no supere la mitad de los moldes para no estropear nuestro postre.
Horneamos durante 30-35 minutos sin abrir la puerta del horno.
A continuación, montamos la nata con 10 gramos de azúcar y la esencia de almendra o nuez. Transferimos a una manga pastelera con boquilla rizada.
Desmoldamos los pastelitos tipo soufflé mientras estén calientes. Bajarán un poquito pero esto es normal.
Cubrimos la mitad de los pasteles con nata montada y pegamos encima un soufflé de los que no llevan nata. Servimos inmediatamente.
La nata de derrite de la calor pero no pasa nada, así se moja el bizcochito y es más rico todavía.
¡Estos soufflés de nueces son realmente esquisitos!