Modo de preparación
Ponga los dos tipos de harina en un bol mezclando una batidora de varillas. Añade la levadura seca, el agua tibia, la sal y la mitad del aceite de oliva.
Coge la masa con los dedos y amasa rápidamente durante unos 5 minutos hasta que se combinen los ingredientes. El amasado de la masa se realiza estirando la masa, doblándola y volviendo a estirarla. Cuando esté formada una bolita, se vierte encima la otra parte del aceite de oliva y se amasa hasta su total absorción.
La temperatura interna de la masa debe rondar los 25-27 grados. Se deja leudar en un lugar cálido.
Cuando esté lista, retírela del recipiente, colóquela sobre una encimera, dé golpecitos en la parte superior con las manos y doble varias veces hacia el centro. Forme una bola y deja leudar de nuevo durante una hora.
Pasado este tiempo, saca la masa del bol y colócala en una bandeja de horno plana, doblándola hacia el centro unas cuantas veces, luego dale forma de hogaza y presionando la parte superior con los dedos, como para perforarla. Déjela reposar por otros 45 minutos.
Pasado este tiempo rocía generosamente con aceite de oliva a chorritos, precione con los dedos y esparce el aceite de oliva por todas partes. Deja reposar otros 45 minutos.
Espolvorea con semillas de hinojo u orégano fresco picado.
Hornee en horno precalentado a 220 grados durante unos 15 minutos.
Nota: Una verdadera focaccia italiana que tiene una corteza extremadamente fina. Revisé muchas recetas antes de publicar esta y pocas me han llamado la atención. Una focaccia siempre requiere tiempo para prepararse, porque no es sólo un pan con una mezcla de harina, agua y un poco de grasa, es un pan especial para cada italiano. Es fino, crujiente y sabroso, un riquísimo pan plano recién horneado.
Seguí exactamente a pie de letra la receta y respeté el tiempo de cocción. Valió la pena. La sal kosher es muy importante y no hay que sustituarla por otra. Es de escamas planas, ricas en sabor, frágiles y de estructura asimétrica, no se derrite tan rápido y se suele utilizar en la cocina para preparar verduras a la parrilla, carnes diversas, etc.
La harina de sémola proviene de trigo duro y es apta para hacer pasta casera, focaccia y otros tipos de pan especial. La harina de sémola tiene un contenido perfecto de gluten, alrededor del 12.5%, lo que no permite que la masa suba demasiado, pero al mismo tiempo es suave y elástica al amasar. En España se la conoce con el nombre de sémola de trigo duro.