Modo de preparación
La leche se vierte en una olla de acero.
El ácido cítrico se disuelve en el agua y se añade a la leche. Colocar a fuego moderado y calentar a 30 grados para que se cruce. Es importante usar un termómetro de cocina.
Añadir el cuajo natural para queso y mezclar muy bien.
El calentamiento continúa a fuego muy moderado, revolviendo constantemente, hasta que la mezcla alcance los 40 grados; debe estar agradablemente tibia, pero no caliente. Se retira la olla del fuego y se deja durante 15 minutos para separar el suero de la leche.
La cuajada resultante se cuela en un recipiente, se cubre con una gasa y, con la ayuda de la gasa, se exprime tanto como sea posible. La bola resultante se coloca en un recipiente con revestimiento antiadherente y se calienta a fuego lento o en un microondas a alta potencia durante 1 minuto.
El líquido separado se exprime y la masa resultante se amasa como pan. Así aparecerán las típicos hilos de mozzarella. Opcionalmente, ahora es el momento de agregar sal. Durante el proceso, la mezcla se volverá fuerte, brillante y vertible cuando esté caliente. Se pueden usar guantes de goma.
El queso casero se divide en dos bolas y se coloca en un recipiente con hielo para que cuaje.
Una vez enfriado, está listo para comer en 4 a 5 días. Conservar en el frigorífico en un recipiente bien cerrado.
A partir del suero separado se puede hacer queso ricotta calentando lentamente el suero hasta que se separe la proteína. Retire del fuego, deje enfriar completamente y cuele.
¡La mozzarella fresca hecha a mano es un verdadero éxito!
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