Modo de preparación
Para aquellos que les gusta comer una deliciosa bruschetta, pero siguen una dieta sin gluten, hay una manera de no perder su bruschetta favorita reemplazando el pan con rebanadas de patata.
Las rodajas de patata se hacen para que queden con una tentadora corteza crocante. Para ello, primero hervirlas enteras hasta que se ablanden, pero que sigan resistiendo al pincharlas con un tenedor. No deben ablandarse mucho.
Mientras las patatas se enfrían, prepara con qué decorarás la bruschetta. Mi sugerencia es simple pero muy sabrosa. También puedes añadir otros rellenos, los que más te gusten o los que tengas disponibles en este momento.
En este caso, para untar un poco de la bruschetta de patata, improvisé con pesto de albahaca y parmesano y tomates cherry dulces de color naranja.
Para el otro relleno rojo, pica la parte blanca de la cebolleta y sofríe por uno o dos minutos. Agregue el ajo en láminas y después de otro minuto los pimientos rojos y picantes, en cubos pequeños.
Por último, ponga los tomates troceados con dos pizcas de sal y cocine hasta que se evapore el líquido que hayan soltado.
Permita que el relleno se enfríe y regrese a la preparación de las patatas.
Pelarlas y cortarlas en discos gruesos, tal vez un poco en diagonal, para que parezcan una baguette.
Pincelar generosamente con aceite de oliva y espolvorear con sal y pimienta.
Disponer los discos en un molde bien engrasado y hornear hasta que estén dorados.
Mientras las rodajas de patata aún están ligeramente calientes, unte algunas de ellas con el pesto y cubra con mitades de tomates cherry.
Adorne la otra parte de las bruschettas con una capa del relleno de pimiento rojo.
Espolvorea con albahaca fresca o seca y sirva inmediatamente.
¡Disfrute de su comida!