Modo de preparación
Comience preparando la panna cotta para que tenga tiempo de cuajar.
Coloque las dos bolas de mozzarella de búfala en una licuadora junto con la crema y mezcle hasta que quede suave.
Vierta en una cacerola y calienta a 90 grados durante 5 minutos.
Mientras tanto, hidrata la gelatina en agua fría.
A la mezcla tibia, pero no demasiado caliente, vierta la leche, la sal y la pimienta y retire del fuego.
Agregue la gelatina, revuelva y distribuya la mezcla blanca en pequeños moldes de flan previamente humedecidas con agua.
Refrigere durante al menos 3 horas o hasta que la panna cotta salada haya cuajado.
Para servir este aperitivo sofisticado haremos una salsa de tomate confitado.
Triturarlos y mezclarlos con azúcar, un poco de sal, pimienta y aceite de oliva. Colocar en una cacerola a fuego moderado hasta que la salsa espese (15 minutos).
Picar finamente las aceitunas negras y mezclarlas con unos 40-50 ml de aceite de oliva.
Mezcle por separado el perejil (o la albahaca, o ambos) con las nueces, el aceite de oliva restante (aproximadamente 30 ml) y una pizca de sal.
Una vez que todos los componentes de su aperitivo estén listos y la panna cotta se haya asentado bien, estará lista para servir.
Coloque los tomates en montones o extiéndalos con un cepillo para hacerlos más artísticos. Coloque una panna cotta de mozzarella encima (o más, dependiendo del tamaño de sus moldes).
Para terminar, espolvorear con los dos aliños de aceitunas y nueces.
Sorprende a tus invitados con este aperitivo de tomate y queso sin pretensiones pero espectacular y muy sabroso.
¡Disfrute de su comida!