Modo de preparación
Activamos la levadura en la leche ligeramente tibia con una cucharada de azúcar. Dejamos reposar durante 8 a 10 minutos;
Tamizamos en un bol la harina con la sal y hacemos un hueco en el medio en el que cascamos un huevo, agregamos el azúcar y 1/4 de la mantequilla derretida, así como la levadura con la leche;
Amasamos la masa, que trabajamos al menos 10 minutos, y mientras amasamos añadimos otro 1/4 de la mantequilla. Volvemos a colocar en el bol (espolvorear con harina o grasa para evitar que se pegue) y dejamos reposar durante 1 hora;
Dividimos la masa leudada en 6-7 bolas iguales y extendemos con el rodillo hasta formar hojas finas, untando cada una de ellas generosamente con el resto de la mantequilla. Las ponemos una encima de otra y pasamos el rodillo por encima aplanándolas para que se obtenga un disco de aproximadamente 1/2 cm de grosor o incluso más fino;
Cortamos con un cuchillo afilado en triángulos iguales y enrollamos en bollos o cruasanes. Los colocamos a distancia en la bandeja del horno sobre papel de hornear y déjelos reposar una vez más durante 40 minutos;
Batimos el otro huevo con un poco de agua y unas gotas de aceite y pincelamos los bollos con un pincel de silicona. Horneamos a 190 grados (solo con calor inferior) en el horno precalentado durante unos 20 minutos o hasta que estén dorados;
Preparamos las cucharadas de miel mezcladas con un poco de agua, y untamos generosamente los bollos listos y aún calientes. La costra de miel aporta además un extra de dulzura y un brillo muy bonito para una apariencia seductora.
Servimos con un vaso de leche caliente o una taza de buen café.
¡A disfrutar!