Modo de preparación
El ajo y el jengibre se rallan (sin pelar) en un rallador fino. Se mezclan con salsa de soja, aceite de oliva y pimienta negra y con esta mezcla se frotan bien las costillas de cordero. Se pueden dejar enteras o partirlas por la mitad.
Colocar en un bol, cubrir con film transparente y refrigerar durante 4-5 horas.
Cuando las costillas estén bien sazonadas, ponerlas en una bandeja engrasada con aceite de oliva y cubrir con un poco de vino blanco y espolvorear con menta. Echar agua en el fondo de la bandeja y cubrir con papel de aluminio.
Hornear a 150 grados, a fuego lento por 1 hora y 20 minutos.
Cortar las patatas en rodajas finas sin pelarlas. Salpimentar y regar bien con aceite de oliva. Distribuir en la sartén al lado del cordero, donde todavía debería quedar algo de líquido, ya que las costillas apenas han estado cociendo a fuego lento hasta el momento. Si aún así te decides, añade más agua o aceite de oliva.
Se retira el papel de aluminio, se aumenta la temperatura a 180 grados y el cordero con patatas se hornea hasta que las patatas estén completamente cocidas y la carne dorada, unos 30 minutos o más si es necesario.
¡Unas costillas de cordero al jengibre tan ricas, tiernas y deliciosas que te chuparás los dedos!
¡Buen provecho!