Modo de preparación
Calentamos la leche hasta una temperatura de 37 grados. Mezclamos con la levadura, 3 cucharadas de azúcar y 3-4 cucharadas de harina. Cubrimos con un paño y dejamos que fermente (10 minutos).
Vertemos la levadura con la leche en un bol más grande y mezclamos con los huevos (excepto una de las yemas que dejaremos para pintar los bollos), el aceite, el azúcar vainillado, 3-4 cucharadas de azúcar normal y la harina.
Amasamos una masa suave y dejamos reposar durante 30-35 minutos o hasta que doble su volumen. A continuación partimos la masa en 4 partes iguales y formamos bolas. Engrasamos la superficie de trabajo y dejamos las bolas para que descansen un poco (así será más facil trabajar la masa).
Estiramos cada bola y cortamos en triángulos. En la parte ancha de cada triangulo ponemos un poco de mermelada (preferiblemente espesa) y enrollamos.
Colocamos los bollos enrollados en una fuente de horno cubierta con papel de hornear dejando espacio entre cada uno. Untamos con la yema batida con unas gotas de aceite. Espolvoreamos con azúcar y dejamos que doblen su volumen.
Horneamos a 200 grados, aumentando la temperatura a 250 grados hasta que los bollos estén dorados.