Modo de preparación
Tamizar la harina junto con la levadura química. Agregue 1-2 pizcas de sal.
Calentar la leche con la mantequilla (en microondas o como más fácil te venga) hasta que esté derretida.
Amasar una masa suave. Transferirla a una superficie enharinada y dividirla en dos, cada parte de las cuales estirar en un disco redondo. Transferir cada una de las bases a una bandeja para pizza (plana, redonda, con agujeros).
Yo hice una base de pizza con tamaño grande, y con el resto de la masa hice pequeñas pizzas, cuya receta también puedes encontrar aquí en la página.
Untar las bases con 2-3 cucharadas de puré de tomate (puedes usar tomates de conserva, pelados, rallados y mezclados con u poco de puré de pimiento rojo). Desmenuzar el queso feta encima, una cantidad a tu gusto.
Lava bien el calabacín, quitarle los extremos y cortarlo en tiras finas con la ayuda de un pelador. Colócalas sobre el queso.
Precalentar el horno a 180 grados y hornear la pizza durante unos 10 minutos.
Mientras tanto, rallar el queso amarillo, la cantidad es a tu gusto.
A mi personalmente me encanta el rico sabor del queso derretido, así que preparo una dosis mayor.
Prepara también la cecina - si quieres, puedes omitirla. Puedes cortar en tiras finas o en pedacitos pequeños.
Cuando veas que el calabacín está tierno y la masa esté ligeramente dorada en los bordes, retira las bandejas del horno, acomoda la carne y espolvorea con abundante queso. Llevar al horno hasta que el queso se derrita. La riquísima pizza de calabacín está lista.
Adornar con salsa de yogur (escribiré la receta en la próxima publicación).
Resulto ser una pizza muy rica, ni siguiera llego a la mesa.
¡Pruébala!