Modo de preparación
Sumergimos las almejas en agua con sal /50-60 g por litro/. Dejamos reposar durante 3-4 horas, cambiando el agua cada hora. Así soltarán toda la arena que han retenido. No te asustes por la cantidad de arena que soltarán, esto es señal de que la calidad de las almejas es buena.
Calentamos el vino con la hoja de laurel y las ponemos a cocer 2-3 minutos en ella bajo una tapa. Se abrirán y liberarán líquido. Los sacamos y los reservamos, y luego usaremos el vino con la salsa separada de las almejas.
Cortamos la cebolla y el ajo muy finamente y sofreírlos hasta que estén dorados en aceite de oliva junto con la guindilla. Para aquellos de ustedes que no son fans de la comida picante, pueden omitir este paso.
Añadimos el pimiento rojo, cortado en trocitos pequeños, y bajamos el fuego al mínimo, luego añadimos el pimentón dulce y, pasados unos segundos, la harina. Cocinamos poco tiempo, para que desaparezca el olor a crudo, pero no hay que pasarse, para que el pimentón no se ponga rancio y amargo.
Vertemos el líquido reservado anteriormente y mezclamos hasta obtener una pasta homogénea.
Subimos el fuego a moderado y vertemos un poco de agua para diluir (unos 120 ml) y la salsa de tomate. Dejamos cocer durante 10 minutos y sazonamos con sal y pimienta, con cuidado de no salar demasiado, ya que la salsa que sueltan las almejas es salada.
Agregamos las almejas y cocinamos por otros dos minutos, revolviendo con cuidado, luego apagamos el fuego y dejamos el plato por otros dos minutos para absorber todos los sabores.
Acto seguido servimos, espolvoreando con perejil fresco o seco.
En la región española de Galicia, este plato o maravilloso aperitivo es parte obligada del menú navideño. Lo ofrezco como una idea para algo diferente, con lo que podríamos diversificar la mesa navideña.
¡Disfrute de su comida!
