Modo de preparación
Pelamos las gambas dejando la cabeza y la cola. Entonces, además de tener un aspecto estético interesante, conservamos los deliciosos jugos que contiene la cabeza, ahí está la esencia de los mariscos.
Machacamos los dientes de ajo y los mezclamos con la mantequilla blanda, junto con el perejil, hasta que se forme una pasta uniforme.
Precalentamos el horno a 200 grados y ponemos las gambas untadas con aceite de oliva y saladas en una bandeja adecuada. Con ellas ponemos la guindilla seca picante, entera o triturada. Horneamos por 6 minutos o hasta que tomen un color naranja.
Retiramos del horno y cepillamos generosamente con la pasta de mantequilla, que se derretirá y se mezclará con el aroma de los jugos de gambas para una gran sinfonía de sabores.
Servimos con rodajas de limón.
¡Buen provecho!