Modo de preparación
Preparamos el almíbar poniendo a fuego fuerte el agua, la piel de naranja y el azúcar. Tan pronto como hierva, reduzcimos el fuego a moderado, cocinamos por 10 minutos y retiramos. Añadimos las gotas de esencia de ron y dejamos enfriar el almíbar, tiempo durante el cual trabajamos la masa para el bizcocho.
Batimos los huevos, la clara y el azúcar hasta que estén blancos y añadimos el yogur y el aceite a temperatura ambiente. Sin dejar de batir, incorporamos la sémola, pieles de naranja (es importante que estén muy finamente ralladas) y avellanas molidas.
Por último, tamizamos la harina con el polvo de hornear directamente en la mezcla y mezclamos hasta homogeneizar con una espátula de madera o silicona.
Vertemos la masa en un molde engrasado y enharinado y horneamos a 190 grados durante 28-30 minutos (el horno debe estar precalentado).
Con un palillo realizo numerosos agujeros en la superficie de la tarta ya horneada, para que no se noten, mientras que con un tenedor, por ejemplo, sobresalgan más.
Vertemos el almíbar frío sobre el bizcocho caliente y dejamos que se absorba. No tienes que esperar toda la noche o muchas horas. A las 2 horas, el almíbar se ha absorbido bien y está listo para consumir.
Si sacas el pastel de la nevera, déjalo reposar un rato a temperatura ambiente antes de servirlo, saldrán mejor los aromas y sabrá mejor.
Adornamos con la nata montada y el topping de frutas de su elección.
¡Disfrutar!