Modo de preparación
Disolvemos la levadura y el azúcar en el agua ligeramente tibia. Agregamos un poco de harina para hacer una pasta fina y la dejamos reposar durante 8-10 minutos en un lugar cálido.
Tamizamos la harina directamente en el mismo bol con la levadura ya leudada, reservando un poco de ella. Comenzamos a amasar la masa, que debe ser bastante suave, pero aún así, si parece demasiado blanda, agregamos el resto de la harina, si no, la usaremos para enharinar la superficie de trabajo.
Transfiera a una superficie enharinada y agregue la sal y el aceite. Amasar durante al menos 10-15 minutos. La masa es pegajosa y suave, pero no agregue más harina. Para que no se pegue demasiado, engrasa ligeramente tus manos. Regrese al recipiente, cubra y deje durante una hora y media en una habitación cálida.
Cortamos la masa leudada en 3-4 partes, según el tamaño que queramos para nuestros panecillos. Formamos bolitas y estiramos cada una de ellas con los dedos desde el centro hacia los bordes hasta alcanzar un grosor de poco más de un centímetro. ¡No use un rodillo, hágalo solo con sus manos!
Enharinamos ligeramente los panes formados y los colocamos sobre papel de hornear. Dejamos reposar por otros 15-20 minutos.
Mientras tanto, precalentamos el horno a 200 grados y metemos dentro la fuente en la que vamos a hornear. Este es un paso importante, ¡así que recomiendo no omitirlo!
Sacamos la bandeja calentada y deslizamos con cuidado el papel con los panes encima (para ello es bueno haber elegido una bandeja plana). Metemos inmediatamente en el horno y horneamos durante unos 10 minutos. En cuanto veamos que se empiezan a poner muy ligeramente dorados los sacamos. Deben permanecer más blancos en lugar de dorados.
Antes de servir esperamos a que se enfríen un poco y consumimos con diferentes rellenos, en forma de sándwich, bocadillos, etc. Esta es solo una sugerencia, y hay otras formas de servir este delicioso pan árabe.
¡Disfrute de su comida!
