Modo de preparación
Para preparar la masa para nuestro pastel, tamizamos la harina en un tazón y le agregamos la mantequilla en cubos. Frotamos con los dedos hasta obtener migas parecidas a galletas trituradas.
Cascamos el huevo, reservando parte de la yema para untar. Vertemos el vino blanco y el azúcar y trabajamos con los dedos, mezclando todo bien hasta obtener una bola de masa tersa. Si es demasiado suave, podemos agregar un poco de harina, de lo contrario, otras dos cucharadas de vino.
Envolvemos en film transparente y refrigeramos por 1 hora.
Mientras tanto limpiamos y lavamos las fresas. Reservamos unas pocas para decorar, y el resto cortamos en rodajas finas y mezclamos con los tres tipos de azúcar, el licor y el zumo de limón.
Las dejamos reposar así hasta que la masa se enfríe bien.
Dividimos la masa endurecida en dos partes y extendemos cada una en una corteza delgada. Ponemos una como base en molde para tartas, previamente engrasado.
Presionamos con los dedos y formamos una tabla baja. Hacemos agujeros con un tenedor sin perforar la masa.
Vertemos las fresas sobre la base así preparada, las nivelamos y encima ponemos la otra lámina de masa, sobre la que, según vuestra imaginación, habéis cortado agujeros, formas, tiras. Pellizcamos los extremos para sellar.
Pintamos con yema batida con un poco de aceite y unas gotas de agua y espolvoreamos con azúcar. Llevamos al horno precalentado a 180 grados hasta que la masa esté dorada.
Después de que el pie americano se haya enfriado, decoramos con las fresas frescas reservadas.
El pie con fresas frescas y un toque de vainilla está listo.
Nota: La cantidad de azúcar en la receta puede variar según el dulzor de las fresas que utilicemos.