Modo de preparación
Preparamos los bizcochos base batiendo el huevo con el azúcar y añadiendo el yogur con el bicarbonato de amonio y el zumo de limón. Ponemos en partes la harina tamizada con la levadura en polvo (puede que los leudantes os parezcan mucho, pero no os preocupéis, debe serlo así) y el azúcar de vainilla. Formamos una masa suave, añadiendo un poco de harina si es necesario. No amasamos mucho, solo lo necesario para conseguir suavidad.
Dividimos en 3 partes iguales y extendemos con rodillo cada una hasta formar una hoja fina. Horneamos durante 8 minutos cada una y cortamos un bizcocho en la forma en la que hornearemos (lo ideal es un molde de 22-23 cm de diámetro y es bueno si es desmontable).
Preparamos la crema de relleno poniendo al fuego 800 ml de leche con el azúcar. Batimos los huevos con el resto de la leche, el azúcar de vainilla, el ron, la esencia y la maicena. Cuando la leche hierva, retiramos del fuego y echamos la mezcla de huevos en un chorro fino sin dejar de batir con un batidor de alambre.
Regresamos al fuego a temperatura mínima y seguimos removiendo hasta que la crema espese.
Para el almíbar, ponemos al fuego el agua, el azúcar y la mermelada y dejamos hervir durante 10 minutos.
Engrasamos el molde y colocamos la primera capa. Pinchamos ligeramente con un tenedor y mojamos con el almíbar sin exagerar. Echamos parte de la crema y ponemos el siguiente disco de bizcocho, yo lo dejo seco, pero si queréis lo podéis mojar con almíbar. Volvemos a echar la crema, que alisamos uniformemente y colocamos la última capa (también la mojamos con almíbar). Untamos el resto de la crema y espolvoreamos con nueces y piñones tostados y finamente picados. Guardamos el pastel en el frigorífico para que cuaje.
Después de que haya reposado lo suficiente (unas 4 horas), desmoldamos y cubrimos los laterales del bizcocho con el chocolate negro finamente rallado.
Para la decoración, extendemos el fondant negro hasta formar una fina hoja. Yo lo hago sobre una base de silicona para que no se pegue a la encimera. Recortamos números y flechas y los disponemos sobre la tarta como un reloj que marca la llegada del Año Nuevo (11.58 h por ejemplo). Después de eso, cortamos estrellas con un molde, con el que pegamos los lados del bizcocho para darle un aspecto festivo. Para que se peguen bien humedécelas ligeramente.
Servimos el pastel en la noche festiva con una copa de champán.
¡Feliz Año!
