Modo de preparación
Para obtener panecillos chinos auténticos, debemos cocinarlos dos veces: una vez al vapor y luego freírlos.
Aquí está la tecnología en sí:
Se calienta ligeramente el agua a 37 grados y se vierte en ella el aceite, el azúcar y la levadura. Se mezclan bien.
Tamizar la harina con la sal directamente en los ingredientes líquidos y amasar una masa suave.
Dejar reposar durante 40 minutos o hasta que duplique su volumen.
La masa leudada se amasa brevemente y se divide en 10 porciones iguales, cada una de las cuales pesa aproximadamente 40 gramos.
Se toma un trozo de masa y se le da forma de mecha larga, luego se coloca sobre una superficie engrasada o enharinada y se aplana y adelgaza con un rodillo, haciéndola aún más larga. Debe alcanzar una longitud de 45-55 cm y una anchura de 2 cm.
Desde un extremo a lo ancho, comienza a enrollarse mientras simultáneamente se estira y tira en el aire, adelgazando así aún más la masa. Enrolle completamente hacia arriba para convertirlo en un bollo en capas.
Hacer lo mismo con los nueve trozos de masa restantes.
Los panecillos preparados se colocan en una vaporera o en un aparato de cocina especial para este fin. La superficie donde se disponen está previamente engrasada con aceite y deben estar a cierta distancia entre sí.
En caso de que no quepan todos en el aparato, es mejor hacerlo en dos tandas.
Se dejan que vuelvan a duplicar su volumen durante una hora aproximadamente y luego se pone el aparato en marcha configurándolo a 15 minutos.
El aceite para freír se calienta a fuego alto, pero no al nivel máximo (por ejemplo, de 9 grados a 8), lo mejor es que el recipiente sea pequeño y haya más aceite.
Los panecillos tiernos y blancos, a medio cocer al vapor, se sacan y se colocan en el aceite caliente, freyéndose de dos en dos, no más.
En cuanto estén dorados, se retiran los bollos chinos sobre papel de cocina absorbente para escurrir la grasa.
Se sirven calientes al momento.
Cuando se enfrían, se vuelven un poco duros, pero cuando están calientes, son simplemente irresistibles: suaves y esponjosos, con una corteza tentadora.
¡Buen provecho con estos panecillos de la cocina china!
