Modo de preparación
Disolver la levadura en la mitad del agua con una cucharada de azúcar y dejar burbujear.
Mezclar los ingredientes secos - harina tamizada, sal y orégano en un bol. Hacer un hueco en el medio y verter en él el resto del agua, el aceite de oliva y la levadura.
Mezclar para combinar los ingredientes obteniendo una masa suave y pegajosa. Espolvorear más harina si lo crees necesario, pero debes saber que para esta focaccia la masa debe quedar muy suave y muy hidratada. Te resultará difícil amasar a mano, así que utiliza una batidora con ganchos para masa y conseguirás la elasticidad y suavidad necesarias.
Dejar reposar 40 minutos en un lugar cálido y luego añadir las aceitunas negras finamente picadas. El peso descrito en la receta es de aceitunas deshuesadas. Mezclar o amasar con las manos engrasadas.
Con una espátula, transferir la masa a el molde para horno plano, previamente engrasado con 2 cucharadas de aceite de oliva o forrado con papel de horno.
Con los dedos extender la masa formando una capa uniforme por toda la superficie y dejar reposar nuevamente durante 30 minutos.
Hornear en un horno precalentado a 220 grados durante 25-30 minutos.
Esta focaccia de aceitunas negras se mantiene suave y muy agradable incluso al día siguiente si la envuelves en un paño limpio.
Puede hacer la corteza crujiente cortándola y tostándola ligeramente en una sartén seca por cada lado antes de servir. De esta forma se siente aún más el aroma a aceitunas y orégano.
También me gusta servir esta focaccia cubierta con buen aceite de oliva y ramitas frescas de romero para obtener un sabor maravilloso que combina con todo lo demás.