Modo de preparación
Disolver la levadura y el azúcar en la mitad de la leche ligeramente tibia. Cubrir con un paño y dejar burbujear durante unos 5-7 minutos.
Tamizar la harina en un bol y hacer un hueco en el medio. Echar la levadura activada, el resto de la leche, el aceite y la sal. Amasar una masa suave y no pegajosa, ponerla en el bol engrasando su superficie para que no se forme costra. Dejar reposar en un lugar cálido durante 40 minutos a 1 hora.
Formar 4 bolas con la masa leudada y aplánelas hasta formar panecillos redondos. Si lo deseas, puedes marcar su superficie haciendo cortes con un cuchillo afilado. Espolvorear cada pan con un poco de harina y meterlo en dos bolsas de asar, de dos en dos, espaciadas entre sí.
Dejar que entre aire en las bolsas para que se inflen y tengan espacio para que los panecillos suban. Atar los extremos (yo pongo aire después de atar, como si soplara un globo por donde está apretada la bolsa, pero no del todo). Dejas entrar aire y luego puedes apretar bien la bolsa.
Dejar por otros 30-40 minutos en una habitación cálida para que los panes dupliquen su volumen.
Colocar en un horno frío y encender a 190-200 grados. Hornear hasta que estén dorados, aproximadamente 30 minutos.
Retirar inmediatamente los panecillos de los sobres para que no suden ni se mojen. Tenga cuidado de no quemarse con el vapor caliente que saldrá.
Dejar enfriar sobre una rejilla y disfrutar con vuestros platos favoritos. Estos panes también son excelentes para hacer deliciosos sándwiches con diversos tipos de rellenos.
¡Buen provecho!