Modo de preparación
Mezclar la levadura con la mitad del agua tibia y un poquito de harina. Dejar leudar en un lugar cálido durante 8-10 minutos.
Mezclar todas las harinas con la sal y echar el resto del agua, el acete y la levadura activada.
Remover con una cuchara de madera hasta que los ingredientes secos absorban los ingredientes líquidos. Hay que tener en cuenta que este tipo de harinas absorben más líquido así que es probable que debas agregar un poco más de agua.
La masa debe resultar medio blanda.
Dividirla en 10 partes iguales y formar bollitos redondos. Colocarlos en una bandeja engrasada o forrada con papel de hornear dejando espacio entre cada panecillo. Hacer unos cortes en el medio (con profundidad de medio dedo).
Cubrir la bandeja con un paño humedo y dejar leudar 1 hora en un lugar cálido. Puede que los panecillos necesiten un poco más de tiempo para leudar, depende de la temperatura en la habitación.
Hornearlos a 190 grados por unos 25-30 minutos o hasta que estén bien dorados.
Colocar los panecillos dietéticos sobre una rejilla para que se enfríen y así se quedarán con una corteza irestistiblemente crujiente. Si los vas a guardar para el día siguiente, meterlos en un recipiente herméticamente cerrado. Así se ablandarán, pero simpre puedes tostarlos ligeramente antes de servir para que vuelvan a estar crujientes. Luego imagina que ricos estarán untados de una crema, paté o simplemente regados con un poco de buen aceite de oliva.
Aparte de ser deliciosos, estos bollitos son muy saludables y pueden ser parte de muchas dietas y regímenes alimentarios. Si siguies una dieta sin glúten, puedes sustituir la harina de fuerza por otra harina sin gluten.
En este caso los panecillos no quedarán tan suaves y esponjosos, pero sí igual de ricos.
Gracias al lino, espelta, avena y trigo sarraceno estos panecillos dietéticos son ricos en vitaminas, minerales, acidos grasos esenciales, valiosos nutrientes y fibras.