Modo de preparación
Preparamos las cestillas tamizando la harina en un tazón y cortando la mantequilla dura en trocitos. Frotamos con los dedos hasta obtener migas y luego echamos el agua y ponemos la sal. Formamos una bola suave de masa y refrigeramos por 20-30 minutos.
Estiramos la masa endurecida con la ayuda de un rodillo (alrededor de 1.5-2 mm) sobre una superficie enharinada. La masa es quebradiza, pero no te preocupes, trata de no romperla.
Preparamos moldes para muffins o 7 vasitos refractarios. Los engrasamos ligeramente y cortamos círculos más grandes que su diámetro. Metemos cada uno de ellos en el molde, presionándolos para que se peguen a las paredes y se curven ligeramente en los bordes para hacer más bonitas nuestras cestas.
Horneamos a 200 grados en el horno precalentado hasta que la masa esté ligeramente dorada - unos 10-12 minutos. Recomiendo echarles un vistazo porque cada horno es diferente. Todavía no separamos las canastas terminadas de los moldes.
Preparamos el relleno limpiando los espárragos de los extremos duros y fibrosos de la base. Esto se hace mejor con las manos, no con un cuchillo: se dobla y donde se rompe, comienza la parte frágil. Con un cuchillo, uno no puede sentir exactamente dónde cortar.
Corta los espárragos en trozos, y puedes dejar las puntas más largas para que sirvan de decoración. Freímos/doramos en una pequeña cantidad de aceite de oliva a fuego alto con una pizca de sal. Tan pronto como comiencen a dorarse, reducimos el fuego y ponemos el ajo en rodajas. Cocinamos por otro minuto, luego retiramos del fuego.
Rellenamos con un poco del relleno y cascamos 1-2 de los huevos pequeñitos. Rociamos con el aceite de oliva restante y un poco de sal y volvemos a meter las cestas al horno a la misma temperatura durante un rato, hasta que los huevos estén listos.
Servimos las cestas terminadas calientes. Se sacan fácilmente de sus nidos, por lo que no tenemos que esperar a que se enfríen.