Modo de preparación
Engrasamos una hoja de papel sulfurizado con mantequilla u otro tipo de grasa neutral.
Limpiamos las manzanas sin pelarlas. Si las pelamos la superficie quedará húmeda y esto molestará a la hora de caramelizar.
Calentamos suficiente agua en una olla grande. Llevamos a ebullición y retiramos del fuego. Sumergimos las manzanas en el agua caliente por unos 15 hasta 30 segundos.
Esté proceso eliminará la posible capa de cera que está adherida a la piel de las manzanas que compramos en los supermercados.
Si las manzanas son del nuestro jardín o ecológicas, este paso queda innecesario y lo podemos omitir tranquilamente.
Sacamos las manzanas del agua y las secamos perfectamente. Les quitamos el rabito y clavamos un pincho de madera en el medio de cada una.
Ponemos el azúcar moreno en una cacerola al fuego y agregamos la mantequilla, e jarabe de maíz o miel, la vainilla y la leche condensada. Calentamos a fuego medio y vamos mezclando con un batidor de alambre.
La mezcla es delicada y se puede quemar rápidamente si se deja sin remover. Cocinamos durante 10-12 minutos a fuego bajito. Medimos la temeratura exacta con la ayuda de un termómetro de cocina. En cuando la mezcla llegue a 130-140 grados retiramos la caserola del fuego.
Sumergimos las manzanas limpias y bien secas en el caramelo, luego las pasamos por nueces molidas, palitos de azúcar, etc. Las colocamos sobre papel sulfurizado bien engrasado. Dejamos enfriar por completo.
Aseguramos que los niños estarán encantados con estas manzanas caramelizadas con leche condensada.