Modo de preparación
Limpiar y lavar los corazones de pollo. Si son más grandes, es mejor partirlos en dos mitades.
Poner los corazones lavados en un colador grande para se vayan escurriendo del agua.
Calentar una sartén con aceite abundante a fuego medio. Pasar los corazones por harina (uno a uno) y freír con la sartén tapada hasta que estén tiernos. Si el aceite no cubre los corazones, darles la vuelta en cuanto se doren por un lado para que se puedan cocinar por el otro.
Retirar de la sartén y espolvorear con sal y pimienta negra.
Colocar encima la mantequilla para que se derrita de la calor. Servir inmediatamente.