Modo de preparación
Montar la nata hasta que quede cremosa sin batir en exceso para que no se corte. Use 900 ml si desea un helado más dulce, o 1 litro para una dulzura menos abrumadora.
Agregue la leche condensada en partes a la nata montada y mezcle con movimientos suaves para mantener la mezcla lo más esponjosa posible.
Cuando logre homogeneidad, transfiera a un recipiente apto para congelar. No necesitas heladera ni batidora, porque ya está cremoso el helado.
Cubra bien con film transparente, adhiriéndose bien para evitar que se formen cristales.
Refrigere por un mínimo de 6 horas.
Antes de servir, saca el helado para que se relaje un poco y te sea más fácil sacar bolas o con cuchara. A veces lo hago en tazones individuales como en la imagen.
Adorna el helado casero con leche condensada con frutas a tu elección y sirve para deleite de grandes y pequeños glotones.