Modo de preparación
Esta es una forma extremadamente fácil y rápida de preparar nuestra alcachofa favorita. Perfecta para primer plato, guarniciones o simplemente un aperitivo con una copa de vino. La parte más lenta de esta receta sería limpiar y pelar la alcachofa, pero con un poco de práctica, descubrirás que en realidad es una tarea fácil.
Si tiene cabezas de alcachofa pequeñas y tiernas, simplemente retire las hojas exteriores duras y córtelas en rebanadas. Es importante saber que si las compras con los tallos, también son comestibles y solo necesitas cortar unos 3 cm desde la base, pelar la capa exterior que lo cubre y llegar al centro más claro.
El resto del tallo se puede tirar o se puede preparar una maravillosa decocción junto con las hojas peladas. Frote o rocíe las alcachofas cortadas con jugo de limón para evitar que se doren.
Si las cabezas de alcachofa que compraste son grandes y más firmes, deberás pelarlas como se describe y, como están enteras, blanquearlas durante unos 10 minutos o cocinarlas al vapor durante el mismo tiempo. Así se ablandarán y garantizarás su fragilidad.
Después de escaldarlas, es muy importante dejarlas escurrir bien para luego secarlas y cortarlas.
Para freírlas en una sartén, necesitamos calentar 2-3 cucharadas de aceite de oliva a fuego medio o alto. Si utilizas un aceite de oliva de calidad, mejor.
Dore cada pieza hasta que estén doradas por ambos lados y luego colóquelas en un plato, mezclándolas con más jugo de limón, aceite de oliva aromático, pimienta negra y sal gruesa en escamas.
Consejo:
No prepare la receta con alcachofas congeladas o de conserva o en tarro (esterilizadas), solo frescas.
¡Buena suerte y buen provecho!