Lactarius deliciosus, también conocida como níscalo, robellón o rebollón o míscalo es una seta deliciosa y muy apreciada. La gugula del níscalo es al principio plana con un borde semidoblado, y luego se expande y tiene forma de embudo con una muesca en el medio.
El diámetro del hongo alcanza de 5 a 15 cm, y su color es naranja zanahoria a rojo teja con círculos oscuros y concéntricos, que se vuelven verdosos cuando el hongo envejece.
La superficie del níscalo es desnuda y lisa, húmeda y, a menudo, pegajosa. En caso de lesión, aparecen manchas verdosas. Las placas del hongo están densamente dispuestas, descienden y se fusionan firmemente con el muñón. Son de color naranja y también se vuelven verdes cuando se lesionan.
El tocón del robellón es cilíndrico y alcanza una altura de 3 a 9 cm, es de color naranja más pálido que el sombrero, hueco y frágil.
Al cortar el hongo con un cuchillo, suelta un jugo rojo, y luego, como las demás partes del hongo, la zona lesionada se vuelve verde.
La carne de los robellones es tierna y suave, de color naranja brillante y coloreada por el jugo lechoso. Tiene un sabor agradable y un suave aroma a hongos. Cuando se lesiona, se vuelve verde, y cuando reposa unos 10-20 minutos, adquiere un color rojo cereza oscuro.
Recolección y almacenamiento de níscalos
Los robellones crecen de mayo a noviembre, normalmente cerrando la temporada de setas. En octubre-noviembre, cuando termina el crecimiento, la cosecha es más rica, especialmente en los períodos de días claros y soleados, cuando ya caen las primeras heladas. Se encuentra en las inmediaciones de bosques de coníferas jóvenes y en casos raros dentro de ellos.
Los níscalos se deben recoger con mucho cuidado porque tienen una contraparte venenosa. Es el falso níscalo. Los dos hongos difieren en las siguientes características:
Al cortar o romper partes del tocón del níscalo comestible, siempre se suelta un jugo de naranja, que siempre se nota porque mancha las manos o el cuchillo. Con el falso níscalo se libera un jugo de color blanco.
Otra diferencia importante es que aparecen manchas verdosas-azuladas en poco tiempo cuando se lesiona el muñón del robellón. También se pueden observar manchas similares en robellones o níscalos envejecidos sin lesiones. El falso níscalo venenoso carece de tal coloración.
Una tercera diferencia significativa es que la capucha del níscalo falso y venenoso está cubierta de musgo, y en su borde hay placas curvadas hacia adentro. Estas marcas están completamente ausentes en el níscalo comestible.
Níscalos o robellones en la cocina
El níscalo tiene muy buenas cualidades gustativas y un agradable aroma a frutas. Es apto para el consumo en sopas y platos de carne, se puede freír y guisar. El níscalo o robellon puede esterilizarse en frascos, congelarse en un congelador, pero después de blanquearse.
Esta es una de las setas más adecuadas para encurtidos sin tratamiento térmico. Es necesario verter una solución hervida fría de agua, vinagre, sal, azúcar y varias especias como ajo, laurel, pimienta negra.
El níscalo no es apto para secar porque pierde su aroma y sabor específicos. En algunos países europeos, como Rusia y el norte de Alemania, el hongo se consume después de un procesamiento especial.
Daños por el consumo de níscalos o robellones
El robellón, al igual que otros tipos de hongos es un alimento difícil de digerir y puede causar malestar estomacal en personas con un estómago más delicado. Por lo tanto, no se recomienda su consumo para la cena.
A veces, la intolerancia se expresa en náuseas, dolor de estómago, vómitos, malestar. En caso de síntomas peligrosos tras el consumo de robellones, se debe buscar asistencia médica de urgencia, ya que puede tratarse de un caso de intoxicación.
Ya quedó claro también que el níscalo tiene una contraparte venenosa muy peligrosa, por lo que se requiere precaución para recolectar el hongo.
