Blanquear alimentos es una téctica de cocción que consiste en hervir o escaldar los alimentos en agua o caldo por un tiempo muy corto para suavizarlos y conservar su color fresco.
El blanqueado no debe durar más de 1-2 minutos desde que se vuelve a hervir el agua, y cuanto antes hierva el agua después de sumergir los productos, mejor. Si permanecen más tiempo, los productos se cocinarán por completo, lo que no es el objetivo.
Todas las verduras, excepto los tomates, los pimientos y las berenjenas, se escaldan antes de congelarlas. El escaldado elimina parcialmente el aire, incluido el oxígeno, de los tejidos de las frutas y verduras, lo que ayuda a conservar las vitaminas cuando se congelan.
El sabor de algunas verduras tras el blanqueado mejora, como por ejemplo ocurre con las patatas. Pero el escaldado provoca ciertas pérdidas de vitamina C, azúcares, ácidos y otras sustancias solubles.
Las pérdidas aumentan dependiendo de la duración del proceso. Para minimizar la pérdida de sustancias valiosas, se recomienda enfriar rápidamente los productos después de sacarlos para detener el proceso de cocción.
Las patatas deben enfriarse con agua fría a una temperatura no superior a 10ºC. Para ello, se retiran los productos del agua hirviendo y se colocan en un recipiente con agua fría y hielo.
Las patatas se blanquean durante 5 a 8 minutos. Su tratamiento térmico se realiza mejor a una temperatura del agua que no supere los 95ºC, gracias a lo cual una gran parte de las vitaminas y oligoelementos permanecen intactos.
En este proceso las patatas adquieren un mejor sabor. El pretratamiento permite que se fríen más rápido y adquieran la tan deseada corteza crujiente.
Después del escaldado, las patatas se fríen en aceite. Si se quieren conservar durante mucho tiempo, una vez que se han enfriado, después de sacarlos del agua se envuelven en bolsas de congelar y se congelan.
Hablando de blanquear patatas, mira cómo hacer las patatas salteadas perfectas.
