El flan es uno de los postres más famosos y queridos no sólo en España sino en todo el mundo. Cautiva por su elegante sencillez y la posibilidad de combinarlo con otros ingredientes además de los básicos: huevos, leche y azúcar.
Su origen se remonta a la Antigua Roma, cuando por primera vez se consumía el huevo y se mezclaba con otros productos. En aquella época aún no se conocía el azúcar y el postre se preparaba con miel.
Curiosamente, estaba cubierto con pimienta negra, lo que suena bastante incongruente en estos días. El nombre entonces de la combinación de leche, huevos y miel cocida a fuego lento se llamaba Tiropatina.
Posteriormente, en la Edad Media, las natillas de huevo y leche se extendieron por muchos países. Después de que los árabes trajeron el azúcar, la miel del postre fue reemplazada por ella. Le pusieron el nombre de Flado, o como se le conoce hasta el día de hoy flan.
Sin embargo, en cada país el flan de huevo tiene un nombre diferente.
Los mayores maestros son considerados los franceses, quienes caramelizan el azúcar y perfeccionan el postre. Le llaman Creme Renversee au Caramel.
A pesar de la tecnología de preparación aparentemente simple y los pocos ingredientes, el flan de huevo tiene sus sutilezas de preparación para volverse suave y liso, no cortado y con burbujas en el interior.
¿Por qué a veces se corta el flan?
¿Se pregunta cómo evitar las burbujas no deseadas del flan? Para conseguir un postre ideal y espeso te ofrecemos unos sencillos consejos.
En primer lugar, utilice siempre huevos bonitos y frescos. Bátelos con el azúcar hasta que se licue, pero no te excedas para que no quede una espuma esponjosa, como hacemos cuando preparamos un bizcocho, por ejemplo.
Observe estrictamente las proporciones de los productos en las recetas probadas y mezcle lentamente los ingredientes, que deben estar a la misma temperatura.
Las proporciones estándar de flan son por 1 litro de leche fresca: de 6 a 7 huevos y 200-250 g de azúcar. También se necesitan unos 100 g de azúcar para hacer el caramelo, que se vierte en el fondo de los moldes.
El otro punto importante es colocar los moldes al baño maría, y el nivel del agua no debe exceder la mitad del nivel de los moldes.
La clave para que el flan no quede grumoso es la temperatura de horneado. Si es alta, por eso fallamos y obtenemos un flan de huevo con burbujas. La temperatura de horneado debe ser baja, no más de 140-150 grados, y la estancia en el horno es larga, hasta que la crema se espese.
¡Atención! ¡El agua del baño María nunca debe hervir!
Para ello, algunas personas utilizan un truco bastante ingenioso: periódicamente ponen cubitos de hielo en el agua.
Una vez que el flan haya cuajado, pero no demasiado, y ha formado una ligera costra, se deja enfriar en el horno apagado y luego se guarda en el frigorífico hasta el día siguiente.
Se sirve invertido sobre un plato y bañado en su propio caramelo.
Leyendo los consejos de cocina ya habrás respondido a la pregunta por qué el flan queda grumoso y parece cortado y que el motivo principal es la temperatura de horneado.
¡Ya sabes cómo evitar esto a partir de ahora y conseguir que el flan quede perfecto y suave!
Consulte nuestros otros consejos para hacer un flan perfecto o pruebe una de nuestras recetas de flan como esta de flan de huevo sin burbujas.