Las cebollas nos deleitan con sus innumerables beneficios. Pero no en todo momento podemos consumirla fresca. Es un producto imprescindible en toda cocina, ya que se incluye en la preparación de casi todos los platos. Por ello y para renovar nuestras reservas de vitaminas y minerales, podemos preparar cebollas deshidratadas caseras para utilizar durante años.
El proceso de deshidratar cebollas no es nada difícil, siempre y cuando estés familiarizado con los pasos básicos. En primer lugar, consigue una buena cantidad de cebollas, ya que se reducen a más de la mitad de su volumen cuando se secan.
Lava y limpia bien la cebolla. Algunos prefieren secarla entero, pero es mejor cortarla en trozos del tamaño de una dosis para cocinar.
Elija una bandeja de tamaño adecuado y cúbrala con papel de aluminio o periódico limpio. Absorberá la humedad y la cebolla no se pegará al fondo de la sartén. Introduce la cebolla picada dentro y mete en el horno a temperatura baja, 60-70 grados como máximo.
La puerta del horno debe estar ligeramente abierta para permitir que escape la humedad. El proceso debe ser monitoreado continuamente. Cuando las cebollas comiencen a despegarse del periódico en la parte inferior, comience a revolver periódicamente.
Esto se hace hasta que esté completamente seca, lo que depende de la cantidad de cebolla picada. Un indicador de esto es que cuando se aprieta entre los dedos, su escama se rompe. Tenga mucho cuidado de no quemarse.
La cebolla seca terminada de hacer se retira del horno y se deja enfriar por completo. Mientras tanto, nuevamente absorbe una cierta cantidad de humedad del aire, de la cual las escamas se vuelven duras y elásticas, y no secas ni quebradizas. Almacenar en cajas bien cerradas.
Las cebollas deshidratadas se utilizan de varias maneras. Se puede poner directamente en el plato o remojar previamente en agua. Esto se hace para recuperar un poco su apariencia original. Si se va a freír, el remojo es imprescindible.
Hay que tener cuidado con las dosis. Una cebolla mediana equivale a 1 cucharada seca. Esto es en parte subjetivo, ya que todo depende del tipo de cebolla y de la cantidad de agua que contenga.
Puedes poner cebolla seca en tus sopas, añadirla a perritos calientes o hacer panecillos con ella.