Deliciosas hogazas caseras y panes son una delicia para el paladar, y haciendo la masa es un momento sagrado.
Amasar es terapéutico, nos hace relajarnos y dar lo mejor de nosotros y sentir el placer de crear algo tan maravilloso como la masa de pan.
Para hacer masa de pan clásica necesitas harina, levadura, agua, sal y un poco de azúcar.
Para que fermente la masa necesitamos activar la levadura. Este proceso se logra calentando agua a unos 37 grados y disolviendo en ella la levadura, junto con una o dos cucharadas de azúcar, porque la levadura fresca se despierta más rápido en presencia de azúcar.
Después de unos 20 minutos, la levadura ya ha hecho espuma y se puede proceder a amasar la masa.
Inicialmente, los ingredientes se pueden mezclar con una cuchara, pero finalmente la masa se termina con amasado a mano.
Para activar el gluten en la masa y hacerla blanda y elástica para que sea fácil de trabajar se necesitan 10-15 minutos de amasado.
Lo mejor es sostener la masa con una mano y con la otra tirar suavemente hacia adelante, luego doblar y tirar de nuevo.
Porque amasar, aunque es una actividad agradable, requiere bastante mano de obra, y para acortar el tiempo de amasado se utiliza un truco llamado golpear la masa.
Esto se repite cien veces, de esta manera se activa el gluten y la masa se vuelve suave y elástica más rápido y con menos esfuerzo.
Además, el amasado excesivo también puede causar efectos negativos en la masa y, en lugar de subir, el pan se aplanará.
El riesgo de amasado excesivo es relativamente menor si utilizamos la técnica de golpear la masa contra la mesa de trabajo.