El sabor dulce es biológicamente atractivo para muchas personas por razones evolutivas.
Nuestros antepasados, que tendían a buscar y consumir alimentos ricos en azúcar, tenían una ventaja sobre los demás porque dichos alimentos suelen proporcionar energía rápida y fácil.
Una de las principales razones por las que nos sentimos atraídos por los alimentos dulces es la presencia de glucosa, que es la principal fuente de energía de nuestras células.
Cuando consumimos azúcar, se descompone en glucosa y otros azúcares, que se absorben en la sangre y proporcionan al cuerpo la energía que necesita.
Además, nuestro cerebro también cuenta con receptores que responden al sabor dulce enviándonos señales de placer y satisfacción. Esto genera una afluencia de satisfacción y nos levanta el ánimo.
Sin embargo, el consumo excesivo de dulces puede resultar problemático. El consumo continuo de azúcar puede provocar un control deficiente del azúcar en sangre y puede contribuir al desarrollo de problemas de salud como obesidad, diabetes tipo 2 y problemas dentales.
Ver más consejos de nutricionistas: Cómo mantenerse alejado de los dulces.