La granada es una de las plantas más antiguas cultivadas por el hombre. Fue cultivada por el hombre hace cuatro milenios en Persia, donde tenía gran importancia para la alimentación de la población, junto con los cereales, la miel, los higos, las uvas y las aceitunas.
Posteriormente, la granada fue llevada a los países mediterráneos de la mano de los fenicios. En la Antigua Roma incluso se la llamaba manzana púnica, porque Cartago era considerada su patria.
La granada tiene un sabor excepcional y propiedades curativas. Es un auténtico complejo de vitaminas y minerales que contiene todo lo necesario para el cuerpo humano.
El consumo de jugo de granada expulsa los parásitos del cuerpo humano, detiene la diarrea, desinfecta la boca y la garganta, puede reemplazar la insulina, ayuda al cuerpo a deshacerse de la radiación, reduce la presión arterial y detiene la inflamación.
Preparar zumo de granada es un poco más difícil de lo que parece a primera vista, porque la fruta tiene una estructura granular. Para exprimir el jugo de una granada, primero debes presionarla con cuidado con las manos y luego simplemente perforar un agujero por donde saldrá el jugo.
También puedes ayudarte del exprimidor de cítricos. El zumo de granada y los granos de granada se utilizan mucho en la cocina, como decoración de pasteles, en la preparación de ensaladas, platos de carne, etc.