El buen vino es un elixir que la gente ha venerado desde la antigüedad. Elaborar un buen vino no es una tarea sencilla, porque implica elegir y aplicar correctamente todos los elementos del proceso de su elaboración, desde la elección de la variedad de uva adecuada al tipo de vino que se va a obtener, pasando por su elaboración y fermentación, hasta la crianza y el servicio.
El vino se clasifica según diferentes principios, pero las categorías más generales son los vinos blancos y tintos. Para que un vino blanco o tinto sea bueno, el primer paso es elegir las uvas adecuadas.
Hay alrededor de 10.000 variedades de uva para hacer vino en el mundo, y de ellas sólo 13 son las principales. La mayoría tienen su origen en diferentes países, pero también existen variedades locales que son características de un determinado país e incluso de una sola región. Estas variedades suelen proporcionar la materia prima de un determinado vino de fama mundial.
Uvas para vinos blancos

El vino blanco se elabora a partir de uvas blancas o rosadas (uvas tintas) con jugo incoloro. Para el vino blanco son adecuadas las variedades con un contenido de azúcar de uva del 15 al 20% y la acidez debe ser de 6 a 7 g por litro. Adecuados para la elaboración de vino blanco son:
- la variedad Chardonnay francesa;
- la variedad Riesling alemana.
Uvas para vinos tintos
El vino tinto se elabora a partir de uvas de variedades tintas con jugo incoloro o coloreado. Las buenas uvas para vino tinto deben estar bien maduras, con un contenido de azúcar superior al 19-20% y tener buen color.

Para los vinos tintos también existen variedades de uva de primera calidad. Los mundialmente famosos vinos tintos franceses de Burdeos y Borgoña son producidos por:
- Nebbiolo italiano;
- Malbec argentino;
- Shiraz australiano;
- Pinotage sudafricano.
Sin embargo, para producir un buen vino blanco o tinto, estas variedades de uva de élite deben procesarse adecuadamente, envejecerse de una manera estrictamente definida e incluso consumirse para revelar toda la paleta de sabores y aromas del vino.
Sin duda, la elaboración del vino es a la vez una ciencia y un arte y, si se domina bien, produce buenos resultados.