La levadura es el producto orgánico sin el cual nuestro pan no leudará. Es una substancia concentrada de hongos unicelulares de la especie Saccharomyces cerevisiae y es muy utilizada en la industria alimentaria. En pocas palabras, la levadura se activa con azúcar y agua, por lo que se multiplica, libera dióxido de carbono, forma poros en la masa y así aumenta su volumen.
Existen principalmente dos tipos de levadura en el mercado - fresca (viva) y seca, y la forma de trabajar con ellas es similar. La levadura seca, que s vende en sobres, se debe disolver con una pequeña cantidad de agua tibia (no caliente porque matará los hongos), a la que se le ha agregado azúcar. La mezcla debe removerse bien. Luego debe dejarse en un lugar cálido (un requisito importante para que fermente la levadura y se formen burbujas) y después de 10-15 minutos estará lista para usar y podrá sorprender a sus seres queridos con un pan casero, brioche o pan dulce.
Lo mismo se hace con la levadura fresca, que se vende en forma de cubitos y se guarda en el frigorífico. La levadura fresca tiene una vida útil relativamente corta, solo unas dos semanas, después de lo cual los hongos mueren y la levadura no es adecuada para ser usada.
Su activación se realiza de forma similar que la anterior. Se diluye en agua templada (no caliente), en la que se añade un poco de azúcar y opcionalmente harina. El objetivo es obtener una mezcla similar a una papilla, que después de reposar 20 minutos en una habitación cálida hace espuma y forma poros. Esto demuestra que está lista y puede amasar un bollo dulce o bollos fritos para el desayuno.
