Los productores de frutas le dirán que es más fácil producir una buena cosecha de manzanas que poder almacenarla durante los meses fríos para que no se eche a perder, especialmente en un entorno urbano. Pero el hecho de que almacenar las manzanas no sea un trabajo particularmente fácil no significa que la misión sea imposible.
Una de las cosas más importantes es elegir la variedad adecuada, porque no todas las variedades de manzanas son aptas para almacenarse durante un período de tiempo más largo. Las variedades de manzanas de verano delicadas pierden sus cualidades rápidamente, por lo que es mejor optar por variedades tardías de otoño e invierno, que son más adecuadas para el almacenamiento a largo plazo.
Se recomienda optar por frutas no del todo maduras. También debería tener una habitación con una temperatura relativamente constante de unos +4 grados, como un frigorífico y un alto nivel de humedad. Un sótano u otra habitación similar donde la temperatura no baje de cero sería ideal para este propósito.
Las manzanas para conservación deben estar perfectamente sanas, sin zonas podridas ni manchas, ni demasiado maduras ni demasiado verdes.
Es preferible envolver cada fruta individualmente por separado para que no estén en contacto directo entre sí. Puedes envolverlos en papel de cocina, periódico o servilletas de papel.
En caso de que esto parezca demasiado trabajo, puedes espolvorear el fondo de una caja o recipiente de plástico con aserrín y colocar capas de manzanas, cubriendo también cada capa con aserrín. De esta forma se garantiza una distancia entre las frutas y al mismo tiempo una aireación suficiente.
Si la humedad en la habitación donte se almacenan las manzanas es demasiado baja, puedes sustituir el serrín por arena que previamente hayas mezclado con un poco de ceniza.
Sigue estos consejos para almacenar manzanas para que puedas preparar una deliciosa ensalada de frutas, pastel de manzana o tarta de manzana.