Algunos tipos de carne necesitan un remojo previo antes de pasar a su procesamiento culinario real.
Una de las carnes que hay que remojar es la carne de caza. La carne de jabalí siempre se envía primero para realizar pruebas de triquinelosis y, más recientemente, de peste.
La carne de conejo salvaje también se remoja previamente, al igual que la de corzo.
La carne de caza tiene un olor más fuerte y extraño, se cree que si se remoja en un adobo adecuado, este olor desaparece, además así se elimina el exceso de sangre, que contiene.
La carne de jabalí, una vez examinada y declarada apta para el consumo, se coloca en un recipiente hondo adecuado, se le echa agua hasta cubrirla bien y luego se añade vinagre (aproximadamente 500 ml de vinagre por cada 5 litros de agua), una cebolla cortada en cuartos, granos de pimienta negra, hoja de laurel. Dejar en remojo unas 24 horas en un lugar fresco.
Luego se saca la carne y se lava bien, se deja escurrir bien y luego se puede cocinar.
El conejo y la carne de corzo se tratan de la misma manera, pero a diferencia del jabalí, su carne no se lleva al laboratorio y, una vez cortada, se remoja inmediatamente en el adobo descrito anteriormente.