¿En qué piensas cuando escuchas algo de Suiza? Tal vez se le ocurran altos estándares de vida, relojes, chocolate, bancos y, por supuesto, queso.
Los quesos suizos parecen no necesitar presentación especial: son algo así como la tarjeta de presentación del país. Estos son los quesos suizos más populares que uno debería probar:
Emmental: este es sin duda el producto lácteo suizo más popular. El queso está cubierto de agujeros y tiene un color amarillo característico.
El producto se fermenta durante varios meses antes de estar listo para el consumo. Se necesitan entre 700 y 900 litros de leche para hacer una sola rueda, unos 70 kilogramos.
Tête de Moine o "cabeza de monje" es un queso semiduro y semicurado, es decir, el producto lácteo madura entre 3 y 4 meses.
Un dato interesante de este queso es que no se puede cortar con un cuchillo común, se debe rallar en rosetas con un cuchillo especial llamado Girol. Servido así, el queso se puede combinar con cualquier ensalada, pan, etc.
Gruyère: este queso debe envejecer durante al menos medio año en bodegas especiales, donde la temperatura no sea inferior a 11 ni superior a 14 grados, y la humedad sea de hasta el 90%.
Gruyere es muy adecuado para hacer fondue: el producto lácteo está hecho de leche de vaca sin pasteurizar de alta calidad. Para obtener un kilogramo de este queso suizo se necesitan 12 litros de leche.
Appenzeller es un queso que se produce bajo condiciones estrictas; lo interesante de este queso es que se pone en una salmuera especial en la que hay especias. Hay muchas variedades, pero su versión clásica debe madurar durante tres meses.
Sbrinz es un queso de vaca que se usa ampliamente en la cocina suiza, muy a menudo como sustituto del parmesano. El producto lácteo tiene una corteza dorada y una textura dura; se usa un cuchillo especial para rallarlo.
Este queso se elabora únicamente con leche de vaca y puede seguir madurando hasta por tres años, y una vez listo se puede utilizar para hacer una gran variedad de salsas para acompañar la pasta.